viernes, 4 de marzo de 2022

GENOCIDIOS RECIENTES Y DEL PASADO

Frutos del homo sapiens 


Ante la masacre bestial e inhumana que está sufriendo la población ucraniana con la invasión militar ordenada por el dictador psicópata Putin, también en justicia conviene no olvidar el pasado, por aquello de las causas y los efectos y es “razonable” que Rusia, diametralmente opuesta a la mentalidad occidental capitalista salvaje, exija que la OTAN no se extralimite asociando naciones a quienes el Atlántico norte les quede a varios miles de kilómetros de distancia. Lo que ocurre estos días en Ucrania ni es la primera vez en la Historia ni será la última pero ello no justifica no llamar a las cosas por su nombre. 

En el s XX se suele recortar el dato histórico dando solo referencia a los genocidios nazis i de la Unión soviética, los de Hitler i Stalin, pues son solo la punta del iceberg. No han faltado aquí o allí líderes que han eliminado, en ocasiones, al 50 por ciento de su población. Han sido numerosos los pueblos enteros masacrados, violados, torturados y desterrados bajo los pretextos más inverosímiles. 

En 1997, tras la desclasificación de documentos del comunismo soviético, se hizo el computo total y salían cien (100) millones de muertes, 4 veces más de lo que se solía decir.

A parte del genocidio en la China por parte de Mao Tse-tung que se decía mató a unos 25 millones de humanos (como los rusos), no conviene olvidar los otros genocidios a lo largo  a lo ancho del planeta. En Sudamérica se sufrieron las dictaduras militares; en 6 días hubo 300.000 muertos en la República Dominicana donde se dio la llamada “matanza del perejil” a cargo de Rafael Trujillo, del 2 al 8 de octubre de 1937. Hubo miles en Nicaragua y El Salvador. En el Chile de Pinochet se cifran 4.000 muertos y en la Argentina de Videla 30.000 en 5 años. 

En el continente africano, en Namibia, entre 1904 y 1907, cuando los herero y los namaquas se levantaron contra los colonos alemanes que produjeron una masacre de entre 25.000 y 60.000 hereros  (un 50 ó 70% de su población) y 10.000 namaquas (50% de su población). 


Ruanda y Burundi en 1994 se enfrascaron en un genocidio tras la muerte de sus presidentes de Estado, levantándose frente los colonizadores y haciendo reajustes de fronteras. La mayoría hutu se lanzó a la caza de la minoría tutsi dejando un millón de muertos y un millón de desplazados.
 

En Asia no faltaron los frutos del Japón todopoderoso, raza perfecta sin igual que asesinaron a unos 300.000 chinos de Nanquín en solo seis semanas a finales de 1937; entre ellos unas 20.000 mujeres fueron violadas y 57.000 asesinadas. Después, en 1945, llevaron el genocidio a Filipinas cuando, por la intervención de EEUU en la 2GM, decidieron incendiar Manila y acabaron con 100.000 ciudadanos en un mes.

Las torturas del dictador Pol Pot en Camboya, después de la retirada de las tropas EEUU en 1975, acabó con una tercera parte de los seis millones de habitantes. 

En la China del dictador comunista Mao Tse-tung, con su “Revolución cultural” llevada a cabo entre 1966 y 1976, declaró una cruzada y exterminó a unos 20 millones (que se sepa). 

El Imperio otomano se “lució” en la Anatolia griega dejando entre unos 350.000 y un millón de muertos, un 50% de la población, hecho que todavía no ha reconocido la ONU.

Los mismos otomanos, los “jóvenes turcos” perpetraron otro genocidio en Asiria, que en la 1GM era territorio otomano, y saldaron la acción con unos 750.000 muertos en 4 años. 

El 23-F de 1944 comenzó el exterminio de los chechenios a cargo de los comunistas soviéticos que acabaron con la muerte de entre 70 y 300 mil chechenios al norte del Cáucaso, acusados por haber colaborado con los nazis en la 2GM. 

Los turcos islamistas exterminaron a los cristianos armenios del este de Anatolia entre 1894 y 96 dejando un saldo de 250.000 muertos. Una segunda vez fue en 1915 cuando los armenios intentaron independizarse, Turquía  desarmó a todos los armenios que había en su Ejército y los ejecutó. Después masacró y expulsó a pueblos enteros hacia el desierto sirio y quemó sus casas y tierras. Más de un millón de armenios fueron deportados en condiciones extremas o huyeron a Rusia, mientras que otros dos millones fueron salvajemente asesinados. 

Los historiadores datan el primer genocidio de la Historia en la destrucción de Cartago por parte de los romanos en la tercera guerra púnica (149-46 aC). Alguno afirma que un grupo de anasazi, en el suroeste de Estados Unidos, murió en un genocidio que tuvo lugar alrededor del año 800 aC. 

Se afirma que en el siglo XIII los ejércitos mongoles de Gengis Kan eran asesinos genocidas y arrasaron desde su tierra natal en Mongolia, en el este asiático hasta llegar a las puertas de Europa. 

La Cruzada albigense llevada a cabo en 1209-1220, ordenada por el papa Inocencio III en contra de la herética población cátara de la región francesa de Landguedoc como "uno de los genocidios más concluyentes en la Historia religiosa". 

Cuando Bartolomé de las Casas en 1508 llegó a la isla caribeña la Española, hoy Haití y República dominicana, escribió: "Había 60.000 personas viviendo en esta isla, incluyendo los indios, así que de 1494 a 1508, más de tres millones de gente había perecido a causa de la guerra, la esclavitud y las minas". Desde la década de 1490, cuando Colón llegó a América hasta el final del siglo XIX, la población indígena americana disminuyó de manera constante, de una población que se ha calculado en más o menos 50 millones de habitantes, llegó a 1.8 millones, lo que significaría una disminución del 96%.a lo largo de 400 años.

 

Con todo no hay que olvidar la gran cifra de los que murieron por enfermedades llevadas desde Europa y no por violencia belicosa y no dejar de aplicar un coeficiente de reducción a los datos de la leyenda negra que se cernió sobre la católica España aunque desaparecieron todas las lenguas nativas, hubo un cierto % de mestizaje y se dudó si los aborígenes eran seres humanos, planteando la cuestión a los dominicos de la Universidad de Salamanca. En el mundo católico había quedado claro anteriormente que los negros africanos no eran seres humanos. Las encomiendas en Paraguay fueron fruto del estilo evangelizador de los jesuitas que respetaban a los aborígenes por ser personas e hijos de Dios, los respetaron y los cultivaron también con saberes terrenales pero fueron abolidos por los dominicos.

 

Tanto la colonización de los nativos americanos del norte como la de Australia, se consideran  ambas genocidios con su población aborigen.

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