Cántabros
Astures
Catalanes
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Vascones
Parece que se instalaron en los bosques navarros hacia el 200/300 aC según cuentan Tito Livio, Estrabón o Ptolomeo. Los romanos llamaban saltum a esa zona de Navarra y actual País Vasco por despoblada, con pocas tribus pero muy salvajes. Se cree que en el 75 aC Pompeyo fundó Pamplona. Los celtas que fueron llegando por la cornisa cantábrica en el siglo VI aC se fueron enraizando como várdulos en Guipúzcoa, como caristios en Álava y como autrigones en Vizcaya.
Todas las crónicas coinciden en que los vascones subsistían del saqueo en bandadas y regresaban a esconderse en sus montañas. Parecen así ser como los apaches norteamericanos. Por eso, dicen algunos, los celtíberos aplaudían y apoyaban a todo ejército que, como el romano o visigodo, viniera a poner orden e impedirles sus desenfrenados afanes de rapiña.
Es casi imposible conocer hoy en qué momento los señores vascones y los de Pamplona llegaron a formar unidad o coincidencia de intereses. Pero en tiempos del Reino de Navarra (creado posteriormente por Sancho III “el mayor”), ambas familias coincidieron en una sola hacia el año 1.000. En 850, cuentan los cronicones musulmanes, el rey de Pamplona, el rey moro de Tudela y los francos, en Oise, la corte de Carlos “el calvo”, firmaron una alianza para protegerse de Abderramán II de Córdoba.
Estrabón, que cuenta que eran salvajes y rudos, dice que adoraban el fuego y realizaban sacrificios humanos. Entre 652 y 672 las crónicas cuentas que arrasaban sin respetar iglesias, clérigos ni pobladores. Parece que se cristianizaron a partir del siglo IX y desde entonces han dado un buen puñado de santos.
María Josefa (Sancho de Guerra) del Corazón de Jesús, fundadora de las Siervas de Jesús de la Caridad (+1912 con 70 años), es la 1ª santa del país vasco, canonizada por Juan Pablo II en 2000. A su muerte dejó 42 casas; hoy son más de mil monjas por Europa, América y Filipinas.
Martín de la Ascensión es mártir vasco; era guardián del convento japonés en Osaka y con Pedro Bautista, Gonzalo García, Isidoro, franciscanos y 25 compañeros, sufrieron martirio en Nagasaki en 1597.
Rafaela Ybarra, bilbaína, beata desde 1984, fundadora de las RR de los Ángeles Custodios (+1900 con 57 años). En 1889, con 3 compañeras comenzaron su aventura de ser madres y educadoras de aquellas niñas y jóvenes.
La Virgen de Aranzazu, en vasco Arantxa, es patrona de Guipúzcoa desde que así la proclamó en 1918 Benedicto XV. Esteban de Garibay en 1571 cuenta en su Compendio historial en 40 tomos que el 11 junio 1468 la Virgen se apareció a Rodrigo de Balzategui, pastor vasco, y le dijo: “¿Aranzasúa?”, que quiere decir “¿Tú en mi espino?”. Dice Garibay que hay otras versiones como la que cuenta que se apareció a la pastora María de Datuxtegui, del mismo pueblo Uribarri.
Nuestra Señora de Begoña es patrona de Vizcaya desde 1903. Con especial devoción, desde el s. XVI, los pescadores llaman “begoña” a sus barcos y cuando entran en la ría cantan la Salve mirando al santuario. En 1735 las Juntas Generales en Gernika la nombraron patrona del Señorío de Vizcaya; ya en 1672 la había nombrado abogada y protectora. En 2005, unas 50.000 personas renovaron su compromiso con la “Amatxo” a quien piden salud para la familia y paz.
Cántabros
Eran así llamados por los romanos, refiriéndose a los pueblos del norte de la península y que abarcaba la actual Cantabria, el norte de Burgos y Palencia, junto con un trozo de León. Tenía por ciudad principal Amaya y eran vecinos de autrigones, turmogos, vacceos y astures. Probablemente sean fusión de íberos o ligures con los celtas llegados en el s VIII aC.
Catón, que en 195 aC actuaba por la península, escribe: «El río Ebro: nace en tierra de Cántabros, grande y hermoso, abundante en peces». Cántabros y astures se resistieron a la invasión romana.
Parece que se instalaron en los bosques navarros hacia el 200/300 aC según cuentan Tito Livio, Estrabón o Ptolomeo. Los romanos llamaban saltum a esa zona de Navarra y actual País Vasco por despoblada, con pocas tribus pero muy salvajes. Se cree que en el 75 aC Pompeyo fundó Pamplona. Los celtas que fueron llegando por la cornisa cantábrica en el siglo VI aC se fueron enraizando como várdulos en Guipúzcoa, como caristios en Álava y como autrigones en Vizcaya.
Como la lengua vascona no era celta, algunos suponen que eran bereberes enrolados en los ejércitos de Aníbal y más de 20 mil se quedaron desperdigados en esas zonas montañosas. Aníbal había partido con 90 mil hombres, más la caballería, y al cruzar los Alpes quedaban 60 mil.
El nombre "vascones” puede venir de “barskunes” que es como los celtas llamaban a esas tribus. El euskera tiene raíces lingüísticas comunes y componentes léxicos idénticos con el imaziren bereber. El estudio genético demuestra que su ADN es norteafricano y distinto al de celtas y escandinavos, que coinciden entre sí y con el de sus antecesores de Atapuerca.
El nombre "vascones” puede venir de “barskunes” que es como los celtas llamaban a esas tribus. El euskera tiene raíces lingüísticas comunes y componentes léxicos idénticos con el imaziren bereber. El estudio genético demuestra que su ADN es norteafricano y distinto al de celtas y escandinavos, que coinciden entre sí y con el de sus antecesores de Atapuerca.
Todas las crónicas coinciden en que los vascones subsistían del saqueo en bandadas y regresaban a esconderse en sus montañas. Parecen así ser como los apaches norteamericanos. Por eso, dicen algunos, los celtíberos aplaudían y apoyaban a todo ejército que, como el romano o visigodo, viniera a poner orden e impedirles sus desenfrenados afanes de rapiña.
Después de 778 en que Carlomagno tomó Pamplona, que estaba en manos musulmanas desde 718, el rey moro de Zaragoza pidió ayuda a los vascones para atacar a los francos y los vencieron en la batalla de Roncesvalles, recordada por la leyenda de Rolando. El caudillo Eneko “el fuerte” es el primero de la dinastía de los Iñigos y su hijo Eneko Enekones será el primer rey navarro. Su nieta Assona se casó con el moro de Tudela Muza ben Muza entre el 780 y 790.
Pipino, rey de Aquitania e hijo de Carlomagno, derrotó a los vascos en la Aquitania francesa en 819 y dividió el Ducado en dos: del Garona al Adur y del Adur a los Pirineos; este señorío se lo dio a Aznar Sancho (820-852) al que posteriormente acabarán dependiendo guipuzcoanos, alaveses y parte de los vizcaínos. El príncipe franco era duque de Aquitania, rey de Francia y duque de la Marca Hispánica (Cataluña).
Pipino, rey de Aquitania e hijo de Carlomagno, derrotó a los vascos en la Aquitania francesa en 819 y dividió el Ducado en dos: del Garona al Adur y del Adur a los Pirineos; este señorío se lo dio a Aznar Sancho (820-852) al que posteriormente acabarán dependiendo guipuzcoanos, alaveses y parte de los vizcaínos. El príncipe franco era duque de Aquitania, rey de Francia y duque de la Marca Hispánica (Cataluña).
Es casi imposible conocer hoy en qué momento los señores vascones y los de Pamplona llegaron a formar unidad o coincidencia de intereses. Pero en tiempos del Reino de Navarra (creado posteriormente por Sancho III “el mayor”), ambas familias coincidieron en una sola hacia el año 1.000. En 850, cuentan los cronicones musulmanes, el rey de Pamplona, el rey moro de Tudela y los francos, en Oise, la corte de Carlos “el calvo”, firmaron una alianza para protegerse de Abderramán II de Córdoba.
Estrabón, que cuenta que eran salvajes y rudos, dice que adoraban el fuego y realizaban sacrificios humanos. Entre 652 y 672 las crónicas cuentas que arrasaban sin respetar iglesias, clérigos ni pobladores. Parece que se cristianizaron a partir del siglo IX y desde entonces han dado un buen puñado de santos.
María Josefa (Sancho de Guerra) del Corazón de Jesús, fundadora de las Siervas de Jesús de la Caridad (+1912 con 70 años), es la 1ª santa del país vasco, canonizada por Juan Pablo II en 2000. A su muerte dejó 42 casas; hoy son más de mil monjas por Europa, América y Filipinas.
Martín de la Ascensión es mártir vasco; era guardián del convento japonés en Osaka y con Pedro Bautista, Gonzalo García, Isidoro, franciscanos y 25 compañeros, sufrieron martirio en Nagasaki en 1597.
Rafaela Ybarra, bilbaína, beata desde 1984, fundadora de las RR de los Ángeles Custodios (+1900 con 57 años). En 1889, con 3 compañeras comenzaron su aventura de ser madres y educadoras de aquellas niñas y jóvenes.
La Virgen de Aranzazu, en vasco Arantxa, es patrona de Guipúzcoa desde que así la proclamó en 1918 Benedicto XV. Esteban de Garibay en 1571 cuenta en su Compendio historial en 40 tomos que el 11 junio 1468 la Virgen se apareció a Rodrigo de Balzategui, pastor vasco, y le dijo: “¿Aranzasúa?”, que quiere decir “¿Tú en mi espino?”. Dice Garibay que hay otras versiones como la que cuenta que se apareció a la pastora María de Datuxtegui, del mismo pueblo Uribarri.
Nuestra Señora de Begoña es patrona de Vizcaya desde 1903. Con especial devoción, desde el s. XVI, los pescadores llaman “begoña” a sus barcos y cuando entran en la ría cantan la Salve mirando al santuario. En 1735 las Juntas Generales en Gernika la nombraron patrona del Señorío de Vizcaya; ya en 1672 la había nombrado abogada y protectora. En 2005, unas 50.000 personas renovaron su compromiso con la “Amatxo” a quien piden salud para la familia y paz.
Cántabros
Eran así llamados por los romanos, refiriéndose a los pueblos del norte de la península y que abarcaba la actual Cantabria, el norte de Burgos y Palencia, junto con un trozo de León. Tenía por ciudad principal Amaya y eran vecinos de autrigones, turmogos, vacceos y astures. Probablemente sean fusión de íberos o ligures con los celtas llegados en el s VIII aC.
Vivían en castros, ciudadelas defensivas en lo alto de los montes. La sociedad era matriarcal y en la mujer residía la propiedad. No son los cazadores que pintaron en Atapuerca pues les precedieron 13 mil años antes. Se tiene noticias suyas en referencias al pasado así que pueden existir desde el 1000 aC.
Catón, que en 195 aC actuaba por la península, escribe: «El río Ebro: nace en tierra de Cántabros, grande y hermoso, abundante en peces». Cántabros y astures se resistieron a la invasión romana.
Son descritos por los romanos como indómitos "pues no han sido enseñados a llevar nuestro yugo". Se dice que comían bellotas en dos épocas del año, machacadas como harina, hacían bebida de la cebada y tenían poco vino, usaban manteca en vez de aceite, cenaban sentados, arrimados a las paredes. Usaban vasos de cera como los celtas. Bailaban al son de gaita y flauta, las mujeres se vestían de ropas floridas o rosa y los hombres de negro con sayos y dormían sobre jergón de hierbas. No usaban dinero y comerciaban al trueque. A los condenados a muerte los precipitaban por una roca. Se casaban como los griegos y los enfermos los sacaban al público como los egipcios.
Hasta tiempos de Bruto usaban barcas de cuero; luego tuvieron alguna de madera. Se lavaban con orines que dejaban pudrir en cisternas; hombres y mujeres se lavaban los dientes con ello. En tiempos de guerra las madres mataban a sus hijos para que no cayeran en manos enemigas. Se cuenta -en prueba de su demencia- que algunos, clavados en cruces por sus enemigos, cantaban alegremente, signo de su fiereza. De una hierba parecida al apio sacaban un veneno que mataba sin dolor y lo usaban para no caer en manos romanas.
Su religión era naturalista con culto a los montes, ríos, bosques, serpientes… se supone que tenían culto a un dios solar. En la cima del Pico Dobra (Torrelavega) se rendía culto al dios Erudinus. Tenían un dios-padre asimilado al Júpiter romano. Su dios de la guerra lo asimilaron al Marte romano y le ofrecían sacrificios de cabras, caballos y prisioneros.
La diosa Mater Deva estaba relacionada con las aguas. Por una pequeña escultura hallada en Castro Urdiales se deduce que tenían culto a un dios del mar, asimilado a Neptuno, aunque es un joven imberbe que lleva por collar una media luna; en sus manos lleva un delfín y el tridente.
Tenían también cultos equinos similares a los sármatas o micénicos; gustaban beber la sangre de los caballos. Los estudios genéticos indican que proceden de los nórdicos y no de los norteafricanos (al revés que los vascones), de illirios del Mar Egeo, Macedonia, Bulgaria, Albania, etc., pues soldados cántabros se alistaron en el ejército romano para defender el Imperio en el Danubio.
La tribu entre el Sella y el oeste cántabro, orgenomescos, era llamada así por los celta: “org-no”, que quiere decir golpear, matar, saquear; y “mesk” que significa locura, borrachera.
Astures
Pueden proceder de gentes venidas del Danubio pero no falta quien les da un origen vasco pues serían los de Aitz-ura, que quiere decir “el agua que brota entre las rocas”. En cualquier caso están sin duda relacionados con el río Astura (el Esla). Se les describe como sobrios, beben agua, duermen en el suelo, se dejan el pelo largo aunque en la guerra se lo ciñen con una banda. Ofrecen sacrificios de cabrones, de caballos y de cautivos. Tienen competiciones gimnásticas, militares, carreras de caballos, y muchas más características similares a los cántabros. Según Plinio, su población era de 240 mil. habitantes y 22 pueblos. Ptolomeo cita 21 ciudades y 10 pueblos, abarcando León, Zamora y Orense.
Aunque Octavio Augusto los dominó, no cuajó mucho la romanización; luego ni visigodos ni musulmanes pudieron meterse en su territorio. En el 730 el noble local Pelayo organizó el reino cristiano que generó la reconquista de la península y con Ordoño II (914-924) la capital del reino pasó a León quedando el territorio astur como Principado.
Catalanes
De los catalanes actuales puede decirse que una parte de los alanos germanos con unos visigodos se establecieron en el noreste dando nombre a Catalunya, cuyos pobladores se llaman “got-alanien”.
La mandíbula de preneandertal hallada en Bañolas, las cuevas de Mollet en el Plá del Estany, los abrigos de Capellades y otros restos arqueológicos, hacen suponer que los primeros pobladores son del Paleolítico medio, hace 25 mil años. Hay restos del Mesolítico, entre 8 y 5 mil años, y los restos neolíticos son de hace 4.500 años. Del 2.500 al 1.800 aC se sitúan los objetos de cobre y la Edad del Bronce del 1.800 al 700 aC. en que llegan los indoeuropeos.
Como en toda la península, la historia antigua se remonta a colonizadores griegos y cartagineses que darán lugar a la cultura ibérica con tres tribus: los indigetes del Ampurdá, los ceretanos de la Cerdaña y los airenosinos del valle de Arán. En el 218 aC apareció la romanización cuando Cneo Cornelio Escipión desembarcó en Ampurias para cortar la logística cartaginesa de los de Aníbal. En 410 llegaron a Tarraco los visigodos. En 718 los musulmanes llegaron desde el sur al noreste y pasaron a la Septimania, llegando a Toulouse, Narbona y Burdeos. Esos territorios fueron la Marca Hispánica, organizada en condados dependientes del Imperio carolingio.
Carlos “el calvo” designó a Wifredo “el velloso” conde de Urgel y Cerdaña (870) y luego conde de Barcelona y Girona (878), momento en que todo lo catalán estuvo bajo un mando único.
Hasta tiempos de Bruto usaban barcas de cuero; luego tuvieron alguna de madera. Se lavaban con orines que dejaban pudrir en cisternas; hombres y mujeres se lavaban los dientes con ello. En tiempos de guerra las madres mataban a sus hijos para que no cayeran en manos enemigas. Se cuenta -en prueba de su demencia- que algunos, clavados en cruces por sus enemigos, cantaban alegremente, signo de su fiereza. De una hierba parecida al apio sacaban un veneno que mataba sin dolor y lo usaban para no caer en manos romanas.
Su religión era naturalista con culto a los montes, ríos, bosques, serpientes… se supone que tenían culto a un dios solar. En la cima del Pico Dobra (Torrelavega) se rendía culto al dios Erudinus. Tenían un dios-padre asimilado al Júpiter romano. Su dios de la guerra lo asimilaron al Marte romano y le ofrecían sacrificios de cabras, caballos y prisioneros.
La diosa Mater Deva estaba relacionada con las aguas. Por una pequeña escultura hallada en Castro Urdiales se deduce que tenían culto a un dios del mar, asimilado a Neptuno, aunque es un joven imberbe que lleva por collar una media luna; en sus manos lleva un delfín y el tridente.
Tenían también cultos equinos similares a los sármatas o micénicos; gustaban beber la sangre de los caballos. Los estudios genéticos indican que proceden de los nórdicos y no de los norteafricanos (al revés que los vascones), de illirios del Mar Egeo, Macedonia, Bulgaria, Albania, etc., pues soldados cántabros se alistaron en el ejército romano para defender el Imperio en el Danubio.
La tribu entre el Sella y el oeste cántabro, orgenomescos, era llamada así por los celta: “org-no”, que quiere decir golpear, matar, saquear; y “mesk” que significa locura, borrachera.
Astures
Pueden proceder de gentes venidas del Danubio pero no falta quien les da un origen vasco pues serían los de Aitz-ura, que quiere decir “el agua que brota entre las rocas”. En cualquier caso están sin duda relacionados con el río Astura (el Esla). Se les describe como sobrios, beben agua, duermen en el suelo, se dejan el pelo largo aunque en la guerra se lo ciñen con una banda. Ofrecen sacrificios de cabrones, de caballos y de cautivos. Tienen competiciones gimnásticas, militares, carreras de caballos, y muchas más características similares a los cántabros. Según Plinio, su población era de 240 mil. habitantes y 22 pueblos. Ptolomeo cita 21 ciudades y 10 pueblos, abarcando León, Zamora y Orense.
Aunque Octavio Augusto los dominó, no cuajó mucho la romanización; luego ni visigodos ni musulmanes pudieron meterse en su territorio. En el 730 el noble local Pelayo organizó el reino cristiano que generó la reconquista de la península y con Ordoño II (914-924) la capital del reino pasó a León quedando el territorio astur como Principado.
Catalanes
De los catalanes actuales puede decirse que una parte de los alanos germanos con unos visigodos se establecieron en el noreste dando nombre a Catalunya, cuyos pobladores se llaman “got-alanien”.
La mandíbula de preneandertal hallada en Bañolas, las cuevas de Mollet en el Plá del Estany, los abrigos de Capellades y otros restos arqueológicos, hacen suponer que los primeros pobladores son del Paleolítico medio, hace 25 mil años. Hay restos del Mesolítico, entre 8 y 5 mil años, y los restos neolíticos son de hace 4.500 años. Del 2.500 al 1.800 aC se sitúan los objetos de cobre y la Edad del Bronce del 1.800 al 700 aC. en que llegan los indoeuropeos.
Como en toda la península, la historia antigua se remonta a colonizadores griegos y cartagineses que darán lugar a la cultura ibérica con tres tribus: los indigetes del Ampurdá, los ceretanos de la Cerdaña y los airenosinos del valle de Arán. En el 218 aC apareció la romanización cuando Cneo Cornelio Escipión desembarcó en Ampurias para cortar la logística cartaginesa de los de Aníbal. En 410 llegaron a Tarraco los visigodos. En 718 los musulmanes llegaron desde el sur al noreste y pasaron a la Septimania, llegando a Toulouse, Narbona y Burdeos. Esos territorios fueron la Marca Hispánica, organizada en condados dependientes del Imperio carolingio.
Carlos “el calvo” designó a Wifredo “el velloso” conde de Urgel y Cerdaña (870) y luego conde de Barcelona y Girona (878), momento en que todo lo catalán estuvo bajo un mando único.
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