sábado, 20 de enero de 2018

FRANCISCO y LAS ETNIAS DEL MUNDO (III)

En Perú y con nativos de la Amazonia


Francisco viaja a Perú del 18 al 22 de este mes de enero, después de visitar Chile.
Perú es el nombre en quechua y en aimara se llama Piruw.

Voló desde Lima para un encuentro con los nativos de la Amazonia, uno de los pulmones del planeta, y que tan bien ha dibujado en su Encíclica Laudato si. Estuvieron en el Coliseo regional Madre de Dios en Puerto Maldonado. Son nativos de Perú, Bolivia y Brasil con los que bailó, rió, se emocionó y escuchó las reivindicaciones de un pueblo que nunca estuvo tan amenazado. Y gritó con ellos a la conciencia de los poderosos, para denunciar la trata de personas, la mano de obra esclava y el abuso sexual, que "es un clamor que llega al cielo".

El Papa señaló que "hemos de romper con el paradigma histórico que considera la Amazonía como una despensa inagotable de los estados, sin tener en cuenta a sus habitantes (…) considero imprescindible realizar esfuerzos para generar espacios institucionales de respeto, reconocimiento y diálogo con los pueblos nativos, asumiendo y rescatando la cultura, lengua, tradiciones, derechos y espiritualidad que le son propias”.
"La Iglesia no es ajena a vuestras vidas, no quiere ser extraña a vuestra forma de vida y organización. Necesitamos que los pueblos originarios moldeen culturalmente las iglesias locales amazónicas", y por ello convocó el Sínodo de la Amazonía, cuya primera reunión "será aquí, hoy, esta tarde".

Anteriormente Juan Pablo II también estuvo en Perú, en febrero de 1985, durante 5 días, viajando también a Venezuela, Ecuador y Trinidad Tobago. En una segunda ocasión en 1988 solo estuvo 40 horas asistiendo al Congreso Eucarístico- mariano bolivariano. Los peruanos en Iquitos, en su primer viaje, le llamaban “papa charapa“.

Celebró misa en la fortaleza inca de Sacsayhuamán y coronó a la Virgen del Carmen de Paucartambo. Continuó su peregrinaje hacia Ayacucho, cuna de la violencia terrorista maoísta, donde dirigió un mensaje pidiendo cambiar de camino.

En Sacsayhuamán se encontró con los campesinos andinos llegados de los departamentos del Cuzco, de Puno o Apurímac, así como a los procedentes de otras regiones del Perú o que en ellas se dedican a las tareas agrícolas.
        En este lugar os manifiesto sinceramente mi profundo respeto por vuestra cultura ancestral de siglos, por vuestra piedad y religiosidad que, al recibir la luz de Jesucristo, se vertió en el arte y belleza de las basílicas y templos de vuestras ciudades a lo largo de todos los Andes.

Con los indígenas de la Amazonia se encontró en Iquitos, llegados a esta inmensa y exuberante selva amazónica –dijo el Papa polaco- , surcada por los grandes ríos que se adentran en varios países (…) de manera muy especial quiero saludar a los aproximadamente 250.000 habitantes nativos que viven entre los dos millones de pobladores de la Amazonia peruana. Sé que ellos forman 12 familias lingüísticas y 60 grupos étnicos. Querría, por ello, que mi saludo llegara a cada miembro de esos grupos, entre ellos los Campa-Asháninca, Aguaruna-Huambisa, Cocama-Cocamilla-Omagua. Quichua-Lamista, Shipibo-Conibo, Machiguenga-Napo, Chayahuita, Ticuna, Amuesha, Candoshi y Piro.
        (…) Debéis preocuparos por un justo progreso en vuestra vida, por la defensa de vuestros derechos, pero haciéndolo como Cristo nos ha mandado (Cf. Matth. 28, 20), nunca inspirados por el odio, sino por el amor. Por eso, al defender vuestros legítimos derechos no podéis considerar a nadie como enemigo.
(…) Sé que tenéis sufrimientos; porque siendo poseedores pacíficos desde tiempo inmemorial de estos bosques y «cochas», veis con frecuencia despertarse la codicia de los recién llegados, que amenazan vuestras reservas, sabedores de que muchos de vosotros carecéis de títulos escritos en favor de vuestras comunidades, y que garanticen legalmente vuestras tierras.
        (…) No puede verse como atropello la evangelización que invita con respeto a abandonar falsas concepciones de Dios, conductas antinaturales y aberrantes manipulaciones del hombre (Cfr. Discurso a los indígenas en Quetzaltenango, 7 de marzo de 1983).

En Lima, antes de partir hacia Trinidad Tobago, después de haber visitado Venezuela y Ecuador, Francisco tuvo una Liturgia en “villa El Salvador”, un “pueblo joven”, uno de los más pobres de las periferias de esa capital.
        Allí dijo: Bien sé que en ciertas situaciones de injusticia puede presentarse el espejismo de seductoras ideologías y alternativas que prometen soluciones violentas. La Iglesia, por su parte, quiere un camino de reformas eficaces a partir de los principios de su enseñanza social; porque toda situación injusta ha de ser denunciada y corregida. Pero el camino no es el de soluciones que desembocan en privaciones de la libertad, en opresión de los espíritus, en violencia y totalitarismo.
        (…) Con gran alegría me he enterado de la generosidad con que muchos de los habitantes de este «pueblo joven» ayudan a los hermanos más pobres de la comunidad, en los comedores populares y familiares, en los grupos para atender a los enfermos, en las campañas de solidaridad para socorrer a los hermanos golpeados por las catástrofes naturales. Son testimonios estupendos de caridad cristiana, que muestran la grandeza de alma del pobre para compartir.
        (…) Pero, al mismo tiempo que dais ese ejemplo de admirable apertura de espíritu, luchad contra todo aquello que rebaja vuestra situación moral y os sume en el pecado: contra el alcoholismo, las drogas, la prostitución, la mentalidad machista que posterga y explota a la mujer, la promiscuidad, el concubinato.
        (…) Pobladores de esta «Villa El Salvador», sed los primeros en empeñares en vuestra elevación. Dios ama a los pobres que son los preferidos en su reino (…) Pero Dios no quiere que permanezcáis en una forma de pobreza que humilla y degrada; quiere que os esforcéis por mejorares en todos los sentidos. Como dije en Brasil: «No es permitido a nadie reducirse arbitrariamente a la miseria a sí mismo y a sus familias; es necesario hacer todo lo que es lícito para asegurarse a sí mismo y a los suyos cuanto hace falta para la vida y para la manutención» (Discurso en la «Favela Vidigal» de Río de Janeiro, 2 de julio de 1980).

Etnias nativas 
En la ecuatoriana ciudad de Latacunga Juan Pablo II se encontró con los indígenas coyapas, colorados, otavalos, panzaleos, natabuelas, cotacachis, caranquis, imbayas, carabuelas, tetetes, yumbos-alamas, shuaras, cofanes, chagchis, achuaras, salasacas, cañaris, saraguros, chibuleos, huaoranis o cucas y a todos los otros grupos menores. Veo aquí -dijo el papa polaco- a tantos que han venido —muchos incluso a pie— desde las inmensas selvas orientales y de los grandes ríos de la costa, junto a los habitantes de esta hermosa sierra ecuatoriana.
(…) Conozco las dificultades y sufrimientos que en vuestra historia pasada y presente habéis encontrado (…) Sé también que numerosos misioneros, entre ellos Fray Bartolomé de las Casas, el Padre Vieira, el obispo Pedro de la Peña y otros, así como los miembros de diversos Concilios, lucharon en defensa de los derechos del indígena. Ellos hicieron oír su grito de denuncia ante las autoridades europeas; con tal energía que hombres de gran talento y corazón, como los Padres Vitoria y Suárez, se hicieron eco de estos reclamos, proclamando que los derechos humanos de vuestros pueblos estaban antes que cualquier otro derecho establecido por leyes humanas.
(…) es perfectamente legítimo buscar la preservación del propio espíritu en sus varías expresiones culturales.

(…) El irrenunciable respeto a vuestro medio ambiente, puede a veces entrar en conflicto con exigencias como la explotación de recursos. Es un conflicto (…) hay que hallar caminos de solución que respeten las necesidades de las personas, por encima de las solas razones económicas.

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