Los pueblos del noreste
Los pueblos del sudeste
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Cuando llegaron los europeos al nuevo mundo (descubierto por ellos), los nativos sabían quienes eran ellos, pero desconocían a los llegados, así que les llamaban “los extraños” (awaunageesuck). Joseph Smith, fundador de los mormones, y el cuáquero William Penn, creían que los amerindios eran judíos, procedentes de las supuestas 10 tribus perdidas. Las pruebas de ADN confirman la hipótesis de que procedían de asiáticos llegados por tierra (por el estrecho de Bering) o por mar.
Ya los wikingos a finales del siglo X dC habían llegado desde Islandia a la deshabitada costa sudoccidental de Groenlandia que les queda más cerca que Irlanda o Inglaterra. A primeros de ese siglo había arribado el navegante noruego Guunbjörn. Sus aborígenes son la etnia inuit (esquimales), procedente del continente norteamericano. Dice la leyenda que San Brendano (Brendan o Brennain), abad irlandés (+583) discípulo de san Finiano y san Gildas, que fundó monasterios y una regla muy severa para sus 3000 monjes, alcanzó América.
Las injusticias perpetradas contra los amerindios quedan apuntadas por el general George Crook, quien persiguió a los siux y los cheyennes en el norte, cuando dijo: "La causa del indio rara vez es reflejada con justicia (...) la atención pública se vuelca sobre los indios, sobre sus crímenes y atrocidades, las únicas que todo el mundo se apresura a condenar, mientras que aquellos cuya injusticia fue el origen del problema quedan impunes. Nadie conoce esta situación mejor que el indio mismo, el cual considera con asombro la iniquidad de un Gobierno que permite que el hombre blanco siga con sus desmanes".
Los pueblos del noreste
Los nativos norteamericanos no admiten las teorías científicas de los blancos y creen en sus leyendas. Según la creencia de los mandan (tribu de la parte alta del río Misuri), el Primer Hombre fue un espíritu poderoso, un ser divino. Había sido creado en el pasado remoto por el Señor de la Vida, el creador de todas las cosas, para ser mediador entre los seres humanos comunes y los incontables dioses, o espíritus, que habitaban el universo. En cierta ocasión, cuando cayó un gran diluvio en el mundo, el Primer Hombre salvó a las personas enseñándoles a construir una torre protectora, o 'arca', que se alzara por encima de las aguas diluviales. En su honor, toda aldea mandan tenía una réplica en miniatura de aquella torre mítica: un poste de cedro de unos cinco pies de alto, rodeado de una cerca de tablas.
Los mandan también tenían como símbolo religioso un poste alto envuelto en plumas y pieles y coronado con una espantosa cabeza de madera pintada de negro, efigie de Ochkih-Haddä, un espíritu maléfico que tenía una gran influencia sobre los seres humanos, pero no era tan poderoso como el Señor de la Vida o el Primer Hombre.
A través de las ramas de más al norte, los iroqueses, hurones y algonquinos, los europeos pudieron hacerse idea del manitu, una potencia o fuerza íntima que se manifiesta en acciones místicas; es la misma fuerza que los etnólogos llaman maná para otros pueblos primitivos. Cada manitu representa una pequeña partícula de una gran potencia, cuyo representante es el ser supremo, la Gran Potencia o Gitschi Manitu, un concepto indefinible, lejano al hombre, creador y protector de este mundo, autor de todo culto y costumbre, pero que no está en relación con el mundo, sino que se sirve de un intermediario, un héroe civilizador, medio héroe, medio burlón, como, por ejemplo, Manabozho, “el gran conejo”, protagonista de curiosos mitos. Otro es el “Gran Engañador” de los winnebago (de los siux) que por ignorante y cínico, estúpido y desvergonzado, es desdeñado por hombres y animales, vengándose de él de vez en cuando de un modo burlesco. Al fin los hombres reconocerán que con sus bufonadas aporta la paz; es el héroe de la cultura, el gran brujo, vehículo divino y protector de almas. Entre los iroqueses tienen importancia los demonios de los bosques que, a cambio de tabaco, les protejan durante la caza.
Los iroqueses formaban la “confederación de las seis naciones”, se llamaban a sí mismos haudenosaunee, o sea “gente de la casa larga”. Una de ellos eran los seneca, así llamados por los holandeses al traducir la palabra nativa tsonondowka, que quiere decir “pueblo de la gran colina”. La mayoría estaba en el estado de New York donde se quedaron al ser recluidos en reservas, y la mayoría de los que quedan son cristianos. Los cayuga se llamaban a sí mismos "hombres de la orilla del agua o de la tierra cenagosa". Los onondaga (onontage) eran los "hombres de la cima de la colina". Los oneida (oneniute), los "hombres de la piedra erguida". Los mohawks, los que comen hombres, se llamaban a sí mismos kaniengehaga, "hombres del país del sílex"; y los tuscarona eran "los que cosechan el cáñamo" o "pueblo de las camisas". Se calcula que, huyendo de los algonquinos, llegaron al territorio hacia el 1300 y en el 1400 empezaría el canibalismo ritual.
Entre los pueblos o tribus de los bosques se decía que “cuando nace un hombre, se convierte en caníbal durante un tiempo; come y adquiere la energía de las criaturas que son sus compañeros; cuando su alma y su sombra abandonan su cuerpo, la Madre Tierra lo recoge para alimentar a las plantas que a su vez alimentan a los animales y a los hombres, se compensa la deuda y su espíritu queda liberado, completándose el ciclo de la vida".
Juan de Brebeuf, Isaac Jogues y compañeros, eran jesuitas franceses misioneros de la zona que enfrentándose con la superstición, la violencia y el canibalismo, evangelizaron a los indígenas de las tribus belicosas de hurones, iroqueses y algonquinos. Fueron víctimas de la crueldad y rivalidad entre esas tribus irreconciliables entre 1642 y 1649. Isaac fue sacrificado por los iroqueses en el actual estado de New York y Juan por los hurones cerca de Canadá. A Carlos Garnier, uno le abrió la cabeza con un hacha. Gabriel Lalemant sufrió terribles tormentos durante horas.
El mayor enemigo de los iroqueses eran ellos mismos pues eran tribus en constantes luchas, guerras, sangre y venganzas. Hacia 1570 empezaron a hablar de firmar la paz cuando Deganawida dijo haber tenido una revelación del Creador: vio un gran árbol que llegaba al cielo para comunicarse con el Maestro de la vida. La formación de la Liga de esas seis naciones produjo una época de paz y prosperidad política y militar, viviendo un sistema de clanes que decían tener de tiempo inmemorial. Cuando en 1609 llegaron los franceses a Montreal, se encontraron con una gran guerra entre ellos y en 1779 esos pueblos fueron destruidos.
Los mohicanos peleaban siempre con los mohawk por el comercio de pieles del castor. Mohicano se dice de la palabra nativa manhigan (mahican en inglés), que quiere decir “lobo”, aunque ellos a sí mismos se llamaban muhhekunneuw (gente del río) pues vivían junto a las aguas del Hudson y fueron expulsados por los ingleses por lo que apoyaron a los franceses en la guerra de la independencia. Hoy están en la reserva de Wisconsin.
Los pueblos del sudeste
Entre los natchez, que vivían en el Misisipi inferior, se mantuvo la cultura prehistórica de los munds o templos astrales sobre montículos. Eran gobernados teocráticamente por el clan del Sol y el jefe, “El Gran Sol”, era el representante del dios Sol, a cuya muerte se sacrificaban mujeres, y era seguido en grados sociales descendentes por los “soles”, los “nobles” y los “escogidos”. El resto de la población se consideraba casta inferior, dándose la esclavitud. Eran animistas y antropomorfistas. Creían que quien viviera bien las normas de la tribu iría al paraíso al morir. Construían grandes templos en forma de cúpula, adornados con un pájaro de madera orientado al este. Sus sacerdotes cuidaban el fuego del altar y dirigían el culto al sol y a los planetas.
Cultivaban maíz, girasol, tabaco y melones y cazaban el bisonte. Al llegar los “rostro pálidos” adquirieron gallinas y aves de corral. En 1682 conectaron por primera vez con el francés René Robert Cavalier de La Salle, quien calculó que eran unos 6 mil personas, entre ellos 1.200 guerreros.
Junto a los natchez había otros grupos de tribus confederadas, como los creek, los semínolas, los crickasaw y los choctaw.
Los creek (muskoke) son las tribus con una misma lengua, la mayoría vivían en Georgia y Alabama. En 1825 firmaron el Tratado Indian Springs a raíz del cual William McIntosh fue asesinado por un amerindio al considerarlo traidor. En 1830, con el presidente Jackson, se aprobó la ley de Expulsión de los indios y fueron confinados en Oklahoma.
Los semínolas, parte del pueblo creek, emigraron de Georgia a Florida huyendo de los ingleses y se apoderaron del territorio que ocupaban pueblos quizá asentados hacía 3000 años como los apalaches y otros. La Florida era descubierta por el español Juan Ponce de León en 1513. Pánfilo de Narváez, una década después, tampoco estableció una colonia o asentamiento definitivo ni luego el Gobernador de Cuba, nombrado Adelantado de la Florida por el rey. Pero en 1562 el hugonote Jean Ribaut y unos cuantos compatriotas franceses reclamaron el territorio para Francia aunque fue vano intento.
En 1892 los semínolas fueron obligados a aceptar el pacto de ceder sus territorios de la Florida y aceptar la reserva dada en el oeste. Los rebeldes, encabezados por el jefe Osceolá, o murieron o fueron desterrados a Oklahoma.
Estaban divididos en 14 clanes (ciervo, viento, castor, etc.) y vivían en chikees o tiendas de palmera y paja sobre el suelo. Cultivaban verduras y tabaco, cazaban mamíferos marinos (tortugas, cocodrilos….) y se dedicaban a la pesca. Vestían ropa multicolor, las mujeres llevaban faldas largas, peinados muy complicados, mientras los hombres se ceñían un gorro a modo de turbante. Vivían la monogamia y creían en el Creador (Fishakikomenchi) que debía enfrentarse al principio del mal (yohewa). Hoy mantienen su cultura a la vez que tienen una emisora de tele pública. Los que en “tambores lejanos” peleaban por los pantanales contra Gary Cooper, en 2006 se han hecho con la cadena Hard Rock de 13 hoteles, 5 casinos, 126 restaurantes y 4 salas de conciertos. Era una idea empresarial iniciada por quienes no querían ir a la guerra de Vietnam y preferían apoyar el rock and roll. Su primer establecimiento estaba decorado con una guitarra de Eric Clapton, banquetas de Ringo Starr, sujetadores de Madonna, etc.
Los choctaw son descendientes del mitológico Chacta que vivían en el Misisipi y siguen allí unos pocos, reducidos en 7 reservas; la mayoría está en Oklahoma o California. En 1650 serían unos 15 mil, en 1990 se censaron unos 45 mil y en 2000 más de 150 mil.
Al contrario que sus vecinos guerreros, eran pacíficos, agricultores de variadas especies, y cazadores con arco, flechas y una larga jabalina de caña vacía. Aplanaban las cabezas de los recién nacidos y vivían la fiesta del maíz verde. Estaban divididos en dos hermandades. Como los cherokee y los creek, tenía una división de paz y otra de guerra (rojo y negro) y cada división tenía su rol propio en los ritos funerarios. Los sacerdotes limpiaban los huesos de los difuntos, los depositaban en los osarios sobre los que se colocaba un catafalco. Tenían brujos (alikchi) y creían en los fantasmas (shilup).
El jefe Pitchlynn inspiraría el tratado de 1866 con el que se dividió el territorio en tres distritos: Pushmataha, al oeste del río Kiamichi, Apukshunaubee, al este del río y Moshulatubee, entre los ríos Arkansas y Canadian.
En 1890 adoptarían todos la religión baptista, y en 1984 les aplicarían el Allotment act, a pesar de la oposición de su jefe Green McCurtain. En 1906 fue disuelto el gobierno tribal, aunque continuaron manteniéndolo de manera limitada.
En 1907 la reserva choctaw fue parcelada en propiedades individuales, y el resto vendido a blancos, pero en 1960 todavía unos 17.500 vivían en tierras tribales, en una especie de reserva informal. En 1908-1916 se descubrió que unos mil vivían todavía en Misisipi y se inició una investigación del Congreso estadounidense, de manera que en 1944 les devolvieron 16.000 acres y les reconocieron como tribu con tal de que se encontraran bajo tutela de la BIA. En 1979 el jefe Philip Martin consiguió mejorar el reconocimiento federal de su tribu.
Los cheroqui son los del sudeste que formaban parte de las “Cinco Tribus civilizadas” y fueron enviadas a las reservas de la meseta (Oklahoma). Ellos mismos se llamaban “los humanos” (ahniyvwiya), tenían lenguaje iroqués que hoy día está colgado en la red.
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Cuando llegaron los europeos al nuevo mundo (descubierto por ellos), los nativos sabían quienes eran ellos, pero desconocían a los llegados, así que les llamaban “los extraños” (awaunageesuck). Joseph Smith, fundador de los mormones, y el cuáquero William Penn, creían que los amerindios eran judíos, procedentes de las supuestas 10 tribus perdidas. Las pruebas de ADN confirman la hipótesis de que procedían de asiáticos llegados por tierra (por el estrecho de Bering) o por mar.
Ya los wikingos a finales del siglo X dC habían llegado desde Islandia a la deshabitada costa sudoccidental de Groenlandia que les queda más cerca que Irlanda o Inglaterra. A primeros de ese siglo había arribado el navegante noruego Guunbjörn. Sus aborígenes son la etnia inuit (esquimales), procedente del continente norteamericano. Dice la leyenda que San Brendano (Brendan o Brennain), abad irlandés (+583) discípulo de san Finiano y san Gildas, que fundó monasterios y una regla muy severa para sus 3000 monjes, alcanzó América.
Las injusticias perpetradas contra los amerindios quedan apuntadas por el general George Crook, quien persiguió a los siux y los cheyennes en el norte, cuando dijo: "La causa del indio rara vez es reflejada con justicia (...) la atención pública se vuelca sobre los indios, sobre sus crímenes y atrocidades, las únicas que todo el mundo se apresura a condenar, mientras que aquellos cuya injusticia fue el origen del problema quedan impunes. Nadie conoce esta situación mejor que el indio mismo, el cual considera con asombro la iniquidad de un Gobierno que permite que el hombre blanco siga con sus desmanes".
Los pueblos del noreste
Los nativos norteamericanos no admiten las teorías científicas de los blancos y creen en sus leyendas. Según la creencia de los mandan (tribu de la parte alta del río Misuri), el Primer Hombre fue un espíritu poderoso, un ser divino. Había sido creado en el pasado remoto por el Señor de la Vida, el creador de todas las cosas, para ser mediador entre los seres humanos comunes y los incontables dioses, o espíritus, que habitaban el universo. En cierta ocasión, cuando cayó un gran diluvio en el mundo, el Primer Hombre salvó a las personas enseñándoles a construir una torre protectora, o 'arca', que se alzara por encima de las aguas diluviales. En su honor, toda aldea mandan tenía una réplica en miniatura de aquella torre mítica: un poste de cedro de unos cinco pies de alto, rodeado de una cerca de tablas.
Los mandan también tenían como símbolo religioso un poste alto envuelto en plumas y pieles y coronado con una espantosa cabeza de madera pintada de negro, efigie de Ochkih-Haddä, un espíritu maléfico que tenía una gran influencia sobre los seres humanos, pero no era tan poderoso como el Señor de la Vida o el Primer Hombre.
A través de las ramas de más al norte, los iroqueses, hurones y algonquinos, los europeos pudieron hacerse idea del manitu, una potencia o fuerza íntima que se manifiesta en acciones místicas; es la misma fuerza que los etnólogos llaman maná para otros pueblos primitivos. Cada manitu representa una pequeña partícula de una gran potencia, cuyo representante es el ser supremo, la Gran Potencia o Gitschi Manitu, un concepto indefinible, lejano al hombre, creador y protector de este mundo, autor de todo culto y costumbre, pero que no está en relación con el mundo, sino que se sirve de un intermediario, un héroe civilizador, medio héroe, medio burlón, como, por ejemplo, Manabozho, “el gran conejo”, protagonista de curiosos mitos. Otro es el “Gran Engañador” de los winnebago (de los siux) que por ignorante y cínico, estúpido y desvergonzado, es desdeñado por hombres y animales, vengándose de él de vez en cuando de un modo burlesco. Al fin los hombres reconocerán que con sus bufonadas aporta la paz; es el héroe de la cultura, el gran brujo, vehículo divino y protector de almas. Entre los iroqueses tienen importancia los demonios de los bosques que, a cambio de tabaco, les protejan durante la caza.
Los iroqueses formaban la “confederación de las seis naciones”, se llamaban a sí mismos haudenosaunee, o sea “gente de la casa larga”. Una de ellos eran los seneca, así llamados por los holandeses al traducir la palabra nativa tsonondowka, que quiere decir “pueblo de la gran colina”. La mayoría estaba en el estado de New York donde se quedaron al ser recluidos en reservas, y la mayoría de los que quedan son cristianos. Los cayuga se llamaban a sí mismos "hombres de la orilla del agua o de la tierra cenagosa". Los onondaga (onontage) eran los "hombres de la cima de la colina". Los oneida (oneniute), los "hombres de la piedra erguida". Los mohawks, los que comen hombres, se llamaban a sí mismos kaniengehaga, "hombres del país del sílex"; y los tuscarona eran "los que cosechan el cáñamo" o "pueblo de las camisas". Se calcula que, huyendo de los algonquinos, llegaron al territorio hacia el 1300 y en el 1400 empezaría el canibalismo ritual.
Entre los pueblos o tribus de los bosques se decía que “cuando nace un hombre, se convierte en caníbal durante un tiempo; come y adquiere la energía de las criaturas que son sus compañeros; cuando su alma y su sombra abandonan su cuerpo, la Madre Tierra lo recoge para alimentar a las plantas que a su vez alimentan a los animales y a los hombres, se compensa la deuda y su espíritu queda liberado, completándose el ciclo de la vida".
Juan de Brebeuf, Isaac Jogues y compañeros, eran jesuitas franceses misioneros de la zona que enfrentándose con la superstición, la violencia y el canibalismo, evangelizaron a los indígenas de las tribus belicosas de hurones, iroqueses y algonquinos. Fueron víctimas de la crueldad y rivalidad entre esas tribus irreconciliables entre 1642 y 1649. Isaac fue sacrificado por los iroqueses en el actual estado de New York y Juan por los hurones cerca de Canadá. A Carlos Garnier, uno le abrió la cabeza con un hacha. Gabriel Lalemant sufrió terribles tormentos durante horas.
El mayor enemigo de los iroqueses eran ellos mismos pues eran tribus en constantes luchas, guerras, sangre y venganzas. Hacia 1570 empezaron a hablar de firmar la paz cuando Deganawida dijo haber tenido una revelación del Creador: vio un gran árbol que llegaba al cielo para comunicarse con el Maestro de la vida. La formación de la Liga de esas seis naciones produjo una época de paz y prosperidad política y militar, viviendo un sistema de clanes que decían tener de tiempo inmemorial. Cuando en 1609 llegaron los franceses a Montreal, se encontraron con una gran guerra entre ellos y en 1779 esos pueblos fueron destruidos.
Los mohicanos peleaban siempre con los mohawk por el comercio de pieles del castor. Mohicano se dice de la palabra nativa manhigan (mahican en inglés), que quiere decir “lobo”, aunque ellos a sí mismos se llamaban muhhekunneuw (gente del río) pues vivían junto a las aguas del Hudson y fueron expulsados por los ingleses por lo que apoyaron a los franceses en la guerra de la independencia. Hoy están en la reserva de Wisconsin.
Los pueblos del sudeste
Entre los natchez, que vivían en el Misisipi inferior, se mantuvo la cultura prehistórica de los munds o templos astrales sobre montículos. Eran gobernados teocráticamente por el clan del Sol y el jefe, “El Gran Sol”, era el representante del dios Sol, a cuya muerte se sacrificaban mujeres, y era seguido en grados sociales descendentes por los “soles”, los “nobles” y los “escogidos”. El resto de la población se consideraba casta inferior, dándose la esclavitud. Eran animistas y antropomorfistas. Creían que quien viviera bien las normas de la tribu iría al paraíso al morir. Construían grandes templos en forma de cúpula, adornados con un pájaro de madera orientado al este. Sus sacerdotes cuidaban el fuego del altar y dirigían el culto al sol y a los planetas.
Cultivaban maíz, girasol, tabaco y melones y cazaban el bisonte. Al llegar los “rostro pálidos” adquirieron gallinas y aves de corral. En 1682 conectaron por primera vez con el francés René Robert Cavalier de La Salle, quien calculó que eran unos 6 mil personas, entre ellos 1.200 guerreros.
Junto a los natchez había otros grupos de tribus confederadas, como los creek, los semínolas, los crickasaw y los choctaw.
Los creek (muskoke) son las tribus con una misma lengua, la mayoría vivían en Georgia y Alabama. En 1825 firmaron el Tratado Indian Springs a raíz del cual William McIntosh fue asesinado por un amerindio al considerarlo traidor. En 1830, con el presidente Jackson, se aprobó la ley de Expulsión de los indios y fueron confinados en Oklahoma.
Los semínolas, parte del pueblo creek, emigraron de Georgia a Florida huyendo de los ingleses y se apoderaron del territorio que ocupaban pueblos quizá asentados hacía 3000 años como los apalaches y otros. La Florida era descubierta por el español Juan Ponce de León en 1513. Pánfilo de Narváez, una década después, tampoco estableció una colonia o asentamiento definitivo ni luego el Gobernador de Cuba, nombrado Adelantado de la Florida por el rey. Pero en 1562 el hugonote Jean Ribaut y unos cuantos compatriotas franceses reclamaron el territorio para Francia aunque fue vano intento.
En 1892 los semínolas fueron obligados a aceptar el pacto de ceder sus territorios de la Florida y aceptar la reserva dada en el oeste. Los rebeldes, encabezados por el jefe Osceolá, o murieron o fueron desterrados a Oklahoma.
Estaban divididos en 14 clanes (ciervo, viento, castor, etc.) y vivían en chikees o tiendas de palmera y paja sobre el suelo. Cultivaban verduras y tabaco, cazaban mamíferos marinos (tortugas, cocodrilos….) y se dedicaban a la pesca. Vestían ropa multicolor, las mujeres llevaban faldas largas, peinados muy complicados, mientras los hombres se ceñían un gorro a modo de turbante. Vivían la monogamia y creían en el Creador (Fishakikomenchi) que debía enfrentarse al principio del mal (yohewa). Hoy mantienen su cultura a la vez que tienen una emisora de tele pública. Los que en “tambores lejanos” peleaban por los pantanales contra Gary Cooper, en 2006 se han hecho con la cadena Hard Rock de 13 hoteles, 5 casinos, 126 restaurantes y 4 salas de conciertos. Era una idea empresarial iniciada por quienes no querían ir a la guerra de Vietnam y preferían apoyar el rock and roll. Su primer establecimiento estaba decorado con una guitarra de Eric Clapton, banquetas de Ringo Starr, sujetadores de Madonna, etc.
Los choctaw son descendientes del mitológico Chacta que vivían en el Misisipi y siguen allí unos pocos, reducidos en 7 reservas; la mayoría está en Oklahoma o California. En 1650 serían unos 15 mil, en 1990 se censaron unos 45 mil y en 2000 más de 150 mil.
Al contrario que sus vecinos guerreros, eran pacíficos, agricultores de variadas especies, y cazadores con arco, flechas y una larga jabalina de caña vacía. Aplanaban las cabezas de los recién nacidos y vivían la fiesta del maíz verde. Estaban divididos en dos hermandades. Como los cherokee y los creek, tenía una división de paz y otra de guerra (rojo y negro) y cada división tenía su rol propio en los ritos funerarios. Los sacerdotes limpiaban los huesos de los difuntos, los depositaban en los osarios sobre los que se colocaba un catafalco. Tenían brujos (alikchi) y creían en los fantasmas (shilup).
El jefe Pitchlynn inspiraría el tratado de 1866 con el que se dividió el territorio en tres distritos: Pushmataha, al oeste del río Kiamichi, Apukshunaubee, al este del río y Moshulatubee, entre los ríos Arkansas y Canadian.
En 1890 adoptarían todos la religión baptista, y en 1984 les aplicarían el Allotment act, a pesar de la oposición de su jefe Green McCurtain. En 1906 fue disuelto el gobierno tribal, aunque continuaron manteniéndolo de manera limitada.
En 1907 la reserva choctaw fue parcelada en propiedades individuales, y el resto vendido a blancos, pero en 1960 todavía unos 17.500 vivían en tierras tribales, en una especie de reserva informal. En 1908-1916 se descubrió que unos mil vivían todavía en Misisipi y se inició una investigación del Congreso estadounidense, de manera que en 1944 les devolvieron 16.000 acres y les reconocieron como tribu con tal de que se encontraran bajo tutela de la BIA. En 1979 el jefe Philip Martin consiguió mejorar el reconocimiento federal de su tribu.
Los cheroqui son los del sudeste que formaban parte de las “Cinco Tribus civilizadas” y fueron enviadas a las reservas de la meseta (Oklahoma). Ellos mismos se llamaban “los humanos” (ahniyvwiya), tenían lenguaje iroqués que hoy día está colgado en la red.
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