El hombre Cromagnon
Datos del siglo XXI
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Lucy |
A su vez Homo contaba con dos especies de protohumanos: habilis y rudolfensis que habrían dado lugar a ergaster (el Homo erectus africano) y erectus (la versión asiática de ergaster). Heidelbergensis habría surgido de erectus (o antecessor) y habría sido el ancestro de neanderthalensis, que habrían acabado extinguiéndose sin descendencia. Nosotros, los Homo sapiens, habríamos surgido de alguna variante africana de erectus (por ejemplo Homo rhodesiensis, representado por el cráneo de Kabwe, la antigua Broken Hill, en Zambia).
El
hombre Neanderthal
El Hombre de Neanderthal u Homo
Sapiens Neanderthalensis se llama así porque en 1856 se encontraron restos suyos
en el valle alemán del río Neander (Neanderthal en alemán). Los huesos hallados
eran claramente humanos pero la calavera era algo distinta: marcados maxilares,
frente y barbilla hundidos y una dentadura con prominencia insólita. La
pregunta era si se trataba de una forma primitiva de ser humano o de un
individuo con alguna afección ósea. Se impuso el criterio del antropólogo
Pierre-Paul Broca (+1880 con 56 años).
Desde hace unos 230.000 años hasta hace unos 29.000 el Neanderthal ocupó una vasta franja que incluye Europa y llega hasta Asía Central (existe incluso la posibilidad de que llegara más allá). Probablemente fuera la primera criatura inteligente que habitara muchas de estas regiones, entendiendo como “inteligente” la capacidad para crear su propia cultura.
La
inteligencia del Neanderthal, en realidad, nunca ha sido puesta en duda.
Realizaba complejos rituales funerarios, decoraba sus utensilios con símbolos
mágicos y existen indicios de que también se decoraba el cuerpo. Además,
cocinaba su comida y era capaz de realizar herramientas en algunos casos
ciertamente sofisticadas como agujas de coser o anzuelos que sólo se distinguen
de las actuales en el material con que están hechas.
Los hombres de Neanderthal,
como los que vivieron en la cornisa cantábrica, eran capaces de hablar, eran de
piel blanca y pelirrojos (al menos los investigados) y ha sido demostrado que
nosotros no tenemos ADN neanderthal.
El de Neanderthal se extinguió
hace unos 29.000 años. Una hipótesis dice que posiblemente fue a causa de la
llegada desde África de una nueva raza humana, el de Cromagnon (Homo Sapiens
Sapiens), del que nosotros descendemos.
El hombre Cromagnon
El hombre Cromagnon fue
descubierto por el paleontólgo francés Edouard-Armand Lartet (+1871 con 70
años) en la cueva llamada Cro-magnon. Son restos de 3 varones adultos, una
mujer y un feto, con características auténticamente humanas de hace 35.000
años, mucho más antiguos que la edad que algunos calculan para Adán y Eva con una interpretación muy personal del dato bíblico ya que la Biblia no es un diccionario
científico de datos paleontológicos, biológicos, físicos, etc. A Cromagnon se le atribuyen
las pinturas rupestres como las de Altamira y tantas otras, supuestamente realizabas con fines culturales religiosos.
La hipótesis fácil es la de suponer
que estos antepasados aniquilaron y/o arrinconaron a aquellos neanderthales
hasta su desaparición, pero también cabe la posibilidad de que el de
Neanderthal en realidad no fuera una especie distinta sino otra raza humana que
acabó mestizándose con los recién llegados. No eran como un perro y un gato
(distintas especies) sino un perro y un lobo (distintas razas), si lo que nos
separa de ellos es lo mismo que a un europeo le separa de un asiático. Parece
ser que el ADN de los vascos no es el mismo que el de los europeos y, en
cambio, es como el de los bereberes de la costa norte africana. Así que las
razas humanas actuales, a parte del color de la piel y los rasgos anatómicos,
se diferencian por el ADN.
Como
parece que hace 50 ó 40 mil años el Cromagnon entró en Europa, quizá desde
Oriente Medio (venidos del este), se deduce que convivieron 20 ó 10 mil años
hasta que Neanderthal desapareció pero no está claro que fuese porque Cromagnon
era más inteligente aunque tenía un cerebro más pequeño así como el cuerpo.
Es misteriosa la desaparición
de Neanderthal porque era más corpulento y era cazador, así que tendría
práctica en cazar y matar. En algunos sitios se ha visto que practicaban el
canibalismo, luego serían tan violentos como nosotros. Pero las herramientas
encontradas de Cromagnon son –para algunos- más sofisticadas, técnicamente
mejores aunque estaban en la Edad de piedra, muy lejos de la de los metales.
Pero cada día se descubren nuevos datos y empieza a estar claro, o sea a
intrigar, el que los neandertales no eran ni tan brutales, ni tan atrasados
tecnológicamente. Fascina conocer su desaparición.
Si no era una ventaja técnica,
sería intelectual o biológica. Quizá Neanderthal tenía menos natalidad por
dificultades en el parto a causa del mayor tamaño craneal.
Es atractiva la teoría de
quienes ven a neanderthal en los throll, los ogros, los hombres del bosque,
etc., de las antiguas leyendas de los pueblos europeos.
Datos del siglo XXI
A orillas del lago Eyasi de
Tanzania se han hallado restos fósiles de “homo sapiens” con una edad de 118
mil años. El hallazgo fue de un equipo de la Complutense de Madrid el 14 de
febrero de 2005. No eran restos de un “ergaster” (el que salió de África hace 2
ma) sino de uno de los nuestros aunque con rasgos de los de hace 500 mil años.
Así que se siguen rompiendo los esquemas de quienes pintan una evolución
rectilínea y cronológica cuando se siguen encontrando restos de quienes
existieron muchos miles de años antes de lo presupuesto. En Etiopía hay restos
de nuestra especia de hace 200 mil años.
En
tan sólo seis años se han hecho tantos grandes descubrimientos en el terreno de
la evolución humana como en los 146 años anteriores.
El que fue descubierto justo antes del cambio del milenio sus descubridores
decidieron llamarle: Millenium man y también Millenium ancestor
(ancestro del milenio). Sin embargo en febrero del 2001, cuando se presentó el
resultado oficial del estudio de dichos restos decidieron cambiar el nombre de
este espécimen por el de: Orrorin tugenensis. El nombre genérico, Orrorin,
significa, en lengua tugen, “Hombre original”; por su parte el nombre
específico, tugenensis hace referencia al lugar donde se han encontrado
sus restos: las Colinas de Tugen. Estos fósiles tienen casi 6 Ma, dato al que
han llegado por separado dos equipos independientes de geólogos-
La
cuestión más conflictiva la representa el supuesto bipedismo de Orrorin.
A estos fémures les falta la parte que corresponde a la articulación de la
rodilla; sin ella resultará difícil demostrar irrefutablemente su bipedia,
aportando como prueba exclusiva la anatomía del fémur.
A partir de la segunda mitad del siglo XX estaba claro que África parecía
ser la cuna de la humanidad. De allí procedían los australopitecos y los
parántropos, así como los primeros humanos. De este modo se fue gestando la
idea de que los ejemplares de Java eran los descendientes de unos Homo
erectus que debieron de abandonar África hace poco más de un millón y medio
de años pertrechados de una tecnología suficientemente avanzada como para poder
permitir la supervivencia durante la travesía que separa África de Indonesia y
dotados de unos cerebros grandes que debían cubicar en torno a los 1000 cc. El
yacimiento de Tel Ubeidiya, en Israel, testifica que los humanos pasaron por
allí hace un millón cuatrocientos mil años.
Sin embargo un yacimiento caucasiano iba a hacer tambalear, muy lentamente
eso sí, todas las ideas clásicas sobre el primer éxodo humano fuera de África. El
yacimiento de Dmanisi está en Georgia, a unos 85 km al suroeste de la capital
georgiana, Tiflis; y muy cerca de la frontera con Turquía. Era el 24 de
septiembre de 1991. Algo
realmente asombroso. Humanos en las estribaciones meridionales del Cáucaso
hacía casi 1,8 ma. ¿De dónde procedían? ¿Cómo habían llegado hasta allí?
¿Quiénes eran? Estas y otras eran preguntas que no dejaban de dar vueltas en
las cabezas de sus descubridores.
Una de las características más espectaculares de estos restos fósiles es
que mostraban haber sido sometidos a canibalismo de carácter ritual. De
confirmarse este dato estaríamos ante el comportamiento simbólico más antiguo
que se conozca hasta la fecha.
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