¿Hay ahí alguien más?
¿Dónde están?
Un poco de sentido común
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¿Hay ahí alguien más?
Existe hoy un empeño, cada
día mayor, en demostrar que los humanos no somos los únicos vivientes en este
enorme, inmenso, cosmos, lleno de miles de millones de galaxias, que a su vez
tienen miles de millones de soles y por tanto habrá miles de millones de
planetas que como la Tierra estén habitados por seres, vete a saber, si
humanos, para-humanos, contra-humanos, anti-irracionales, sub-racionales, marcianitos,
etc. Si hubiera algo o alguien,
aparte de los seres espirituales (ángeles), los católicos no sufriríamos ningún
shock en nuestra fe.
México y Guatemala acaban de
desclasificar documentos, objetos y códices que supuestamente avalan el
contacto de los extraterrestres tendrían en su día con los mayas. Su publicidad es un proyecto cultural para 2012 que, al
menos, servirá evidentemente para dar un buen impulso al turismo en esa selva
americana con esos monumentos simpar.
Son unas pirámides en el corazón de la selva que no dejan en paz las neuronas
de cualquier humano normal. No solo por la coincidencia con las pirámides en el
desierto egipcio.
Para el 21 de diciembre de
2012 el calendario maya pronostica
una gran catástrofe capaz de destruir el mundo. Algunos, menos neuróticos y más
comedidos, demuestran que es una fecha que señala el fin de una etapa del
calendario maya y el correspondiente inicio de otra, de 5.125 años de duración.
Michael Cohen, de AllNewsWeb, después del OVNI de Jerusalem,. ha subido a la web el 17 de Abril de 2011, un video en el que es posible ver lo que podría describirse como un alien muerto, hallado en una zona muy fría que se describe como Rusia. No es la primera vez que se presentan extraterrestres hallados muertos, como aquel dado a conocer en 2006 por Tercer Milenio. Al parecer éste ruso se murió de frío.
Pensamos que los
extraterrestres pueden viajar a su antojo por el cosmos ya que aprovechan los agujeros negros (black-hole) o las singularidades o los agujeros gusano (worm-holes). Nosotros,
los terrícolas, tan poca cosa pero que lo sabemos todo, creemos que somos los
mejores, los únicos, aunque en realidad nos conformamos con admitir que el 85%
de la materia es desconocida y la llamamos “anti-materia” o “materia negra” o
“energía oscura”; y nos quedamos tan panchos.
Pero -¡oh paradojas de la vida!- es que nuestra ciencia nos dice que la longevidad de los agujeros negros
es una fracción de segundo por lo que nada material puede cruzarlos. Es que la
probabilidad de que las singularidades de dos agujeros negros, separados por
miles de años luz, para poder cruzar la rendija, contactaran, es cero. Etc.
¿Dónde están?
Es famosa la frase del físico nuclear Enrico Fermi, pocos años después de la última guerra mundial: “Si hay extraterrestres… ¿dónde están?” No se puede contestar con certeza, pero sí se puede decir que, conforme la ciencia avanza, tendríamos que situarlos cada vez más lejos. Desde siempre, la imaginación humana ha situado la posibilidad de otros seres habitando los astros observados. La creencia en los marcianitos quedó abolida definitivamente cuando la sonda Mariner-4 envió fotografías de Marte a partir de 1965.
Son los descubrimientos científicos los que han empujado a buscar
esa vida cada vez más lejos. Las estrellas más cercanas son las tres que forman
el grupo Alfa Centauro. La más cercana, llamada por eso Próxima (Proxima
Centauri) es demasiado pequeña para tener esperanzas fundadas y no se le
han detectado planetas, pero, en cualquier caso, está a 4.2 años–luz de
nosotros. La sonda más rápida lanzada hasta el momento, Voyager I, que ya ha
traspasado la zona planetaria y se dirige al espacio interestelar, viaja a unos
17 kilómetros por segundo. A esa velocidad, una sonda necesitaría unos 75.000
años para alcanzar Próxima.
Ya tenemos identificados más de quinientos exoplanetas, y muy
pronto rebasaremos los mil. Lógicamente, hemos empezado por lo más fácil,
planetas de gran masa –grandes bolas gaseosas que se miden en “Júpiters”– y
planetas muy cercanos a la estrella que orbitan. La Tierra, así como cualquier
planeta con esperanza de albergar vida, no encaja en ninguna de estas
categorías, y de momento no se han detectado planetas del tamaño de la Tierra
en una órbita idónea para albergarla. Con todo, se avanza en esta dirección. Ya
hay unas 35 supertierras confirmadas, y casi 300 por confirmar, aunque en
bastantes casos el método de detección no permite saber si son supertierras o minineptunos.
También existen media docena de “tierras” por confirmar; la más segura tiene
una masa ligeramente superior a la de la Tierra (1.35), y orbita a una estrella
muy parecida al Sol, pero está demasiado pegada a ella (su año dura un poco más
de un día), aparte de estar a la ya respetable distancia de 127 años luz.
Lo previsible es que aparezcan pronto unos cuantos planetas
rocosos de tamaño comparable al nuestro, y que serán anunciados con titulares
del estilo de “encontrado un planeta como el nuestro”. Lo que se dirá menos es
que la semejanza en solidez y tamaño es sólo un primer requisito, al que deben
seguir muchos más.
Un poco de sentido común
La astronomía y astrofísica no pueden por sí mismas demostrar ni
la existencia ni la inexistencia de Dios. Su método empírico se lo impide. Pero
una cosa es la astronomía, y otra el astrónomo. Éste puede reflexionar a partir
de su ciencia –lo cual, se dé cuenta o no, le hace salir de la misma y entrar
en terreno filosófico–, y, como ser humano, tiene sus creencias y sus ideas.
Tiene su propia cosmovisión, en la que las distintas teorías astronómicas
encajan mejor o peor.
La cuestión de
una visión cósmica que de alguna manera apoye la creencia en Dios o tienda a
desmentirla se tenía que trasladar a la cuestión de si hay vida extraterrestre,
sobre todo vida inteligente. En la actualidad, los avances en la observación
espacial y en el procesamiento de los datos de esa observación permiten
expandir nuestros conocimientos.
Para más de uno, y sobre todo para muchos divulgadores de la
ciencia –los científicos auténticos son más rigurosos– significa que se
comprueba la falsedad de las religiones cuando colocan a la tierra o al sol en
el centro del universo, que se hace difícil sostener que la creación ha sido hecha
para el hombre, y que deja de tener sentido mantener la condición privilegiada
que tiene el hombre en su relación con Dios.
Esto último es particularmente importante con el cristianismo y el
plan redentor divino que sostiene. ¿Habría que admitir que Dios se habría
encarnado también en otro tipo de seres inteligentes? Y si no es así, ¿por qué
iba a resultar el hombre privilegiado con respecto a otros seres posiblemente
más inteligentes? De ahí que, quienes desean ver una ciencia que destruya la
religión (sobre todo el cristianismo, y entre todo el cristianismo el católico
en primer lugar), tengan verdadera prisa en que los descubrimientos confirmen
su visión, y que aparezca vida.
Teóricamente podrían existir
extraterrestres en otros planetas o en otras galaxias. Se suponen
“inteligentes” pero, si no son personas,
no harán nada para conectar con nosotros. Es el hombre quien necesita
comunicarse con ellos (como Adán hacía poniendo nombre a los animales) y si no
les localizamos, no contactaremos. Ellos no pueden llevar la iniciativa si no
son seres personales. Los
ángeles sí pueden contactar con nosotros y tomar la iniciativa porque son seres
personales; de hecho enseña la
Revelación que son ellos quienes toman la iniciativa de contactar con el
hombre.
Estos seres "celestiales" son espíritus puros y por tanto no tienen materia y por eso no pertenecen a este cosmos que nos alucina y fascina. Ellos no viajan más rápidos que la luz pues se trasladan a la velocidad del pensamiento. La espiritual es otro mundo, tan real como el material en el que vivimos.
Estos seres "celestiales" son espíritus puros y por tanto no tienen materia y por eso no pertenecen a este cosmos que nos alucina y fascina. Ellos no viajan más rápidos que la luz pues se trasladan a la velocidad del pensamiento. La espiritual es otro mundo, tan real como el material en el que vivimos.
Puede haber seres
“inteligentes” o conocedores que no sean personas como el radar, la antena, etc., pero en el cosmos no
puede haber animales racionales (inteligentes) que no sean personas. La posibilidad de seres
extraterrestres inteligentes, personales,
humanos o algo así, puede perfectamente quedar agotada con las miríadas de personas angélicas. Es metafísicamente
imposible ser a la vez animal e inteligente (en el sentido humano) sin ser persona. La “inteligencia" animal no
es solamente distinta de la humana en grado.
La ciencia no es
optimista ni pesimista, simplemente sabe lo que sabe. Y sobre los cuerpos
celestes cada vez sabe más. Pero es un saber más que descarta muchas
expectativas, las cuales, sean sostenidas por el gran público o por los
científicos, no son propiamente ciencia, aunque la estimulen. Lo que de verdad
se sabe tiene la tendencia a alejar la posible vida extraterrestre de la
Tierra, y a considerarla como bastante más escasa –si es que la hay– de lo que
se pensaba hasta el momento. La pretensión de encontrar esa vida en fechas
próximas y de pensar que cada vez nos acercamos más a ese descubrimiento no
obedecen a lo que muestra la ciencia, sino más bien al deseo de que suceda así.
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