De África y Asia
Subsaharauis |
Lo que
Francisco escribe en la Ex ap “Querida Amazonia” (QA, 2020) para los indígenas
de la Amazonia, está basado en las mismas ideas evangélicas que manifestó Juan
Pablo II en múltiples ocasiones y en sus muchos viajes pastorales por todo el
planeta.
En cualquier punto de la Tierra pueden y deben aplicarse las cosas de la Amazonia sin perder de vista que “los distintos grupos, en una síntesis vital con su entorno, desarrollan un modo propio de sabiduría. Quienes observamos desde afuera deberíamos evitar generalizaciones injustas, discursos simplistas o conclusiones hechas sólo a partir de nuestras propias estructuras mentales y experiencias” (QA, 32). “Hay que evitar entenderlos como salvajes «incivilizados»”. (QA, 29).
En cualquier punto de la Tierra pueden y deben aplicarse las cosas de la Amazonia sin perder de vista que “los distintos grupos, en una síntesis vital con su entorno, desarrollan un modo propio de sabiduría. Quienes observamos desde afuera deberíamos evitar generalizaciones injustas, discursos simplistas o conclusiones hechas sólo a partir de nuestras propias estructuras mentales y experiencias” (QA, 32). “Hay que evitar entenderlos como salvajes «incivilizados»”. (QA, 29).
Para la preparación del Gran
Jubileo del 2000, Juan Pablo II propuso: “Hoy
miramos con sentido de gratitud y también de responsabilidad cuanto ha sucedido
en la historia de la humanidad a partir del nacimiento de Cristo,
principalmente los acontecimientos entre el Mil y el Dos mil. De un modo muy
particular dirigimos la mirada de fe a este siglo nuestro” (TMA, 17).
Tanto para
los del continente africano como asiático puede y debe tenerse en cuenta lo que
hoy dice Francisco: “No es sano que nos
habituemos al mal, no nos hace bien permitir que nos anestesien la conciencia
social” (QA, 15).
Etíopes |
Tras la Asamblea especial
para África del Sínodo de los Obispos, en la Ex ap “La Iglesia en África”
(Ecclesia in Africa, EinAf, 1995), Juan Pablo II dejaba escrito que “la celebración de la Asamblea especial
manifestó al mundo entero que las Iglesias locales de África tienen un puesto
legítimo en la comunión de la Iglesia, tienen derecho a conservar y desarrollar
«sus propias tradiciones (…) defiende las diferencias legítimas y al mismo
tiempo se preocupa de que las particularidades no sólo no perjudiquen a la
unidad, sino que más bien la favorezcan”.
“Los primeros misioneros –se sigue leyendo en el documento de
Wojtyla- que llegaron al corazón de
África se maravillaron, del mismo modo que los cristianos de los tiempos
apostólicos, ante la efusión del Espíritu Santo. Los primeros siglos del
cristianismo vieron la evangelización de Egipto y de África del Norte. Una
segunda fase, relativa a las regiones del continente situadas al sur del
Sahara, tuvo lugar en los siglos XV y XVI. Una tercera fase, caracterizada por
un esfuerzo misionero extraordinario, se inició en el siglo XIX. En estos
últimos decenios numerosos países africanos han celebrado el primer centenario
del comienzo de su evangelización.
“En un mundo controlado por las naciones ricas y poderosas, África se ha
convertido prácticamente en un apéndice sin importancia, a menudo olvidado y
descuidado por todos (…) África, no obstante sus grandes riquezas naturales, se
encuentra en una situación económica de pobreza (…) Las culturas africanas
tienen un agudo sentido de la solidaridad y de la vida comunitaria. No se
concibe en África una fiesta que no sea compartida con todo el poblado”.
masai |
“Se debe ayudar a los laicos a tomar cada vez más conciencia del papel
que deben ocupar en la Iglesia, reconociendo así la misión que les es propia
como bautizados y confirmados. Deben ser preparados cuidadosamente para su
actividad política, económica y social con una sólida formación en la doctrina
social de la Iglesia, para que sean testigos fieles del Evangelio en su ámbito
de acción”.
“Fue en Asia –escribió Juan Pablo II en
la Ex ap post sinodal “La Iglesia en Asia (EinAs, 1999)- donde Dios, desde el principio, reveló y realizó su proyecto de
salvación. Guió a los patriarcas (cf. Gn
12) y llamó a Moisés (cf. Ex 3,
10)… En la «plenitud de los tiempos» (Ga
4, 4), envió a su Hijo unigénito, Jesucristo, el Salvador, que se encarnó como
asiático (...) La Iglesia en Asia atravesará el umbral del tercer milenio
cristiano (…) fortalecida por la convicción de que «como en el primer milenio
la cruz fue plantada en Europa y en el segundo milenio en América y África, así
en el tercer milenio se pueda recoger una
gran cosecha de fe en este continente tan vasto y con tanta vitalidad».
Cuando
a finales del siglo XV llegaron a Asia los portugueses, el inmenso continente
(Europa parece un apéndice peninsular suyo) estaba repartido entre una muy
variada serie de Estados y culturas muy antiguas, algunas ya desaparecidas pero
“madres” de las actuales. En el oeste
asiático, entre Tigris y Eufrates, del 5000 al 2400 aC moraron los sumerios;
entre 2360 y 2065 aC los acadios. Del 2100 a 1960 aC: los neosumerios todos
ellos emparentados con los semíticos del norte. Ciudades-estado al sur de
Mesopotamia (hoy Iraq).
En el centro asiático vivían
los indoeuropeos o arios que siempre estaban de pelea con los occidentales
semíticos y penetraron por el Bósforo a Asia menor. En el 2000 aC hubo otra
oleada fundando los hititas. Unas
tribus se quedaron en planicie iraní, otras bajaron a las llanuras del Indo.
de Nepal |
En el siglo XIII, tras la conquista de Irán por los
mongoles –antes había sido conquistada por los árabes en 637-, llegaron los
primeros misioneros católicos: el franciscano Giovanni de Pian del Carpine
(1265) y el dominico Ascelino de Cremona. La conversión al catolicismo de
Sartaq, hijo del Gran-Kahn Batu, hizo que en Europa corriera el rumor de que
era posible un fecundo apostolado. Con Abbas I el Grande, la obra misionera
conoció cierta prosperidad y la guerra contra los turcos le hizo ponerse en
contacto con el Papa Gregorio VIII que le ofrecía tropas y le prometía la unión
de Irán con Roma, si permitía el envío de sacerdotes y garantizaba la libertad
para que predicaran la religión de Cristo. Pero se truncaron los planes por la
conquista de Irán por parte del príncipe de Kabul (Afganistán) en 1722.
Gregorio XVI en 1838 luchaba
con el Patronato que reivindicaba todos los derechos en la India que quería
limitar al Papa su jurisdicción desde que en 1834 se habían roto relaciones
diplomáticas Portugal y la Santa Sede. León XIII pudo instituir la jerarquía
ordinaria residencial y a finales del XIX había más de dos millones de
católicos. Desde 1890 se han descubierto
documentos y más de 200 monumentos que hablan del s. XIII y XIV en que había 15 ciudades cristianas que
encontró Marco Polo en su estancia (1275-92).
hindúes |
En la costa este y sureste
asiática moraban pueblos malayos, influidos tanto por lo hindú como por lo
chino, que en el XV reciben fuerte impacto cultural musulmán. Al norte, el
Imperio chino de la dinastía Ming pervivía cerrado en sí mismo, manteniendo
celosamente su identidad.
En
los siglos XVI-XVIII, el Patronato portugués facilitó una nueva etapa
evangelizadora en Indonesia, Indochina, India, Japón y China. Desde México, el
Patronato español fue a Filipinas y desde allí a Indonesia, China, Japón e
Indochina. Empezaron a evangelizar los capellanes navales portugueses, luego
los misioneros franciscanos, agustinos, dominicos, y SJ con centro de
operaciones en Goa. En 1549 empezó Francisco de Javier en Japón y desde
Filipinas se fue a Indonesia: Java, Sumatra, Borneo, Célebes, isla Sonda y
Timor.
Entre 1583 y 1601, fueron los SJ italianos Ricci (†1610
con 58 años) y Ruggieri quienes evangelizaron China con una particular
metodología de diálogo, de escucha y de no ser un quiste europeo y –para bien- también
crearon las controversias con la "liturgia china" hasta que el papa
Pío XII resolvió definitivamente la controversia a favor de la propuesta de
Ricci. Benedicto XVI escribió 5 cartas sobre Ricci y al conmemorar el 4º
centenario de su fallecimiento reconocía que “su ejemplo sigue siendo hoy modelo de encuentro entre la civilización
europea y la china” por “su
capacidad, innovadora y peculiar, de acercarse con pleno respeto a las
tradiciones culturales y espirituales chinas buscando “una armonía posible
entre la noble y milenaria civilización
china y la novedad cristiana (…) porque el Evangelio es un mensaje
universal de salvación, destinado a todos los seres humanos, sea cual sea el
contexto cultural o religioso al que pertenezcan”.
Tribu Karen |
A finales del s XIX se dio en
China la primera revolución cultural (luego la repetiría Mao Tse Tung) y la
guerra del opio pues, so capa de llevar cartas de presentación de eclesiásticos
europeos para iniciar puntos de evangelización, los comerciantes europeos sin
embargo establecieron el tráfico de la droga, desconocida en aquel inmenso
país. También las persecuciones a los cristianos ocurridas en Japón fueron
motivadas por el anti-europeísmo y anti-cristianismo que se había allí larvado.
“Los pueblos de Asia –decía Juan Pablo II- se sienten orgullosos de sus valores religiosos y culturales típicos,
como por ejemplo: el amor al silencio y a la contemplación, la sencillez, la
armonía, el desapego, la no violencia, el espíritu de duro trabajo, de
disciplina y de vida frugal, y la sed de conocimiento e investigación
filosófica” (EinAs).
“Jesús es la buena nueva para los hombres y mujeres de todos los tiempos
y lugares que buscan el sentido de su vida y la verdad de su misma humanidad”
(EinAs).
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